Potaje de garbanzos y espinacas

Potaje de garbanzos y espinacas


Este potaje de garbanzos con espinacas era un plato típico de Cuaresma, es decir de Semana Santa. Típico porque no se podía comer carne los viernes, durante los 40 días que duraba la Cuaresma. En mi casa, además, ésta norma se extendía a lo largo de todo el año, es decir, que los viernes, nunca se comía carne, fuese Cuaresma o fuese verano. Menuda era mi madre para las reglas estrictas!

No puedo recordar cuándo y cómo esta regla se fué relajando hasta su total desaparición. Pero mirando ahora en la distancia y con el punto de vista de tantos años de recorrido, ahora esta norma, me parece de lo más acertada.

De hecho la "comfort food" , como denominan los anglosajones a los platos de comida de toda la vida, los que hacía mamá en casa y que nos traen todos esos recuerdos de la infancia, está de moda. Todo vuelve.
Parece además, que hemos descubierto que dejar un poco de lado la carne y apostar por las legumbre, las verduras, el pescado ..... es lo mejor para nuestro organismo y que éste nos lo acaba agradeciendo.

Cuando mi madre hacía esta receta, obviamente no existían los garbanzos pre-cocidos. Puede haber que a alguien le chirrie algo por leer que he utilizado garbanzos de frasco, en lugar de los garbanzos tradicionales dejados a remojo toda la noche. Creo que hay que dejar los complejos a un lado y aprovechar las facilidades que tenemos a nuestra mano. Puedo asegurar que esta receta sale buenísima y que solo necesita, eso sí, que se cocina con mucho cariño. Que es justamente lo que las recetas "comfort food" nos trasmiten a todos.


Ingredientes:
  • 1     frasco de garbanzos cocidos (unos 400 gr.)
  • 1     cebolla
  • 2     ajos
  • 1/2  pimiento verde
  • 200 gr. de espinacas congeladas 
  • 2     pastillas de caldo de pollo
  • 3     cucharadas de tomate frito 
  • 1     hoja de laurel 
majado
  • 2  ajos
  • 2  rebanadas de pan
  • 5  almendras
  •     perejil

Elaboración:
  • En una cacerola, con un poco de aceite, hacemos un sofrito con los ajos, la cebolla y el pimiento, muy picados. Dejamos pochar unos 5 minutos, y añadimos el tomate frito y agua, unos 750 ml. Ponemos a hervir.
  • Lavamos los garbanzos desechando el líquido del frasco. Los escurrimos y los echamos a la cacerola. Añadimos las pastillas de caldo, el laurel y las espinacas. Rectificamos de agua, probablemente agregando 1 vaso más y comprobamos de sal.
  • En una sartén con un poco de aceite freímos un par de rebanadas de pan, las almendras, los ajos y el perejil. Lo majamos todo en un mortero, o mejor en la batidora, y echamos este majado a la cacerola, para engordar el caldo.
  • Dejamos cocer todo durante unos 15 minutos, tapado y a fuego bajo, y servimos con unos huevos duros picados por encima.
  • Está mejor de un día para otro, los sabores se asientan y el potaje coge cuerpo. Congela muy bién, separado en raciones.